Correo 40 publicado el 17 Octubre 2013

«LEJOS DE SER UN PLACER DE DANDY, LA MISA TRADICIONAL ES PARA LOS POBRES QUE OCUPAN UN LUGAR ESPECIAL EN EL CORAZÓN DEL PAPA»


Encuentro con Guillaume Ferluc, secretario del Coetus Internationalis Summorum Pontificum, promotor de la peregrinación del pueblo Summorum Pontificum a Roma.

Después del éxito del año pasado, el pueblo Summorum Pontificum se encuentra en plena fase de movilización para una nueva peregrinación a Roma, del 24 al 27 de octubre próximos. Esta semana, proponemos a nuestros lectores algunos trechos de una entrevista concedida por el secretario general de la peregrinación, Guillaume Ferluc (quien, además, es colaborador de Paix Liturgique) a la revista estadounidense The Remnant, y a continuación, un vademécum del peregrino.


I – ENTREVISTA CON GUILLAUME FERLUC

1) ¿Cómo es la organización respecto al año pasado?

Acabamos de cerrar el programa con el anuncio del celebrante de la misa en la basílica de San Pedro, el sábado 26 de octubre, a las 11 horas: el cardenal Castrillón Hoyos, quien ese día festeja el 61.er aniversario de su ordenación sacerdotal. Para el pueblo Summorum Pontificum, será una gran alegría y un honor acompañar al cardenal en esa ocasión. Como presidente de la Comisión Ecclesia Dei, el cardenal Castrillón Hoyos no ha ahorrado esfuerzos para defender los derechos de los fieles y sacerdotes vinculados a la liturgia tradicional y ha acompañado con entusiasmo la promulgación del motu proprio del papa Benedicto XVI.

En lo que se refiere a la dinámica en torno a la peregrinación, este año la acogida ha sido muy favorable, sobre todo por parte de quienes consideran que es importante dar testimonio de manera visible de la fe católica, apostólica y romana; romana en el sentido de su manifestación «ad Petri sedem, cum Petro et sub Petro». Por cierto, también hemos encontrado resistencias, en particular, entre cierto clero que parece querer aprovechar la renuncia de Benedicto XVI para que la misa de San Pío V –jamás abrogada– caiga en el olvido.

2) Además de Mons. Athanasius Schneider, celebrará también Mons. Rifan, obispo de la Administración Apostólica San Juan María Vianney, de Campos, Brasil. ¿A qué se debe esta invitación?

Para acompañar nuestra práctica religiosa, para poder ir a misa tradicional en nuestras parroquias, necesitamos sacerdotes y, por tanto, seminarios para formarlos y obispos para ordenarlos. Mons. Rifan es, a la fecha, el único obispo del mundo cuya misión pastoral es justamente esa, por lo que nos parecía importante tenerlo entre nosotros.

Además, hemos recibido excelentes testimonios de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río, durante las cuales Mons. Rifan estaba encargado de la catequesis de los jóvenes de Juventutem, grupo cuyo apostolado se basa en la liturgia tradicional. La iglesia estaba llena, las celebraciones fueron muy dignas y las predicaciones muy apreciadas.

Hasta hace muy poco, ¿quién habría imaginado que centenares de jóvenes, durante tres días, podrían asistir en Brasil a predicaciones y misas y confesarse con sacerdotes vinculados a la tradición de la Iglesia? ¡Y con el apoyo oficial de la Iglesia! Se podrá objetar, sin duda, que sólo se trataba de un obispo entre trescientos, pero ya es un primer paso, y no olvidemos el valor simbólico del lugar adjudicado a Juventutem: la antigua catedral de Río de Janeiro, lugar cargado de historia y marcado por la fe de las generaciones pasadas.

Sobre todo, las JMJ ilustran muy bien la atracción que la liturgia tradicional ejerce sobre los jóvenes. Por lo tanto, no tenemos derecho a quedarnos al abrigo de nuestras certezas, por el contrario, debemos ir al encuentro de todos los que buscan más sacralidad y solemnidad en su vida de fe.

3) A propósito, ¿sabía usted que incluso en la catedral de Helsinki se ha instituido una misa regular en la forma extraordinaria, de la que participan unos 80 fieles en promedio, es decir, un número considerable en un país que sólo cuenta con un 0,3% de católicos?

No sabía, pero no me extraña. Otra muestra del crecimiento de la liturgia tradicional lo constituye la cantidad cada vez mayor de sacerdotes recién ordenados que eligen, año tras año, celebrar su primera misa en la forma extraordinaria del rito romano. No hablo de los sacerdotes de los institutos Ecclesia Dei, sino de los sacerdotes de los seminarios diocesanos. Esa fue la opción, por ejemplo, y por primera vez en Croacia desde la reforma litúrgica, de un sacerdote de los alrededores de Zagreb. Muchos jóvenes sacerdotes encuentran así un medio de afirmar su pertenencia a la que podríamos llamar «generación Benedicto XVI», como se ha podido hablar de una «generación Juan Pablo II».

De hecho, a esta generación Benedicto XVI casi se la podría llamar «generación Summorum Pontificum». A partir del año próximo, la mayoría de los seminaristas que se ordenen, habrán entrado al seminario después de la promulgación de Summorum Pontificum, y estoy convencido de que veremos un nuevo desarrollo de la liturgia tradicional. Por supuesto, esperamos que estos sacerdotes podrán hacer valer en sus parroquias el derecho a celebrar según el misal del beato Juan XXIII.

Por otra parte, no olvidemos la decisión admirable de tantos sacerdotes de comunidades Ecclesia Dei de celebrar su primera misa en la parroquia o diócesis de donde provienen. Pienso, por ejemplo, en un sacerdote italiano del seminario americano de la Fraternidad San Pedro, que el 23 de junio último viajó para celebrar su primera misa en la catedral de Velletri, cerca de Roma, donde desde hacía cuarenta años no se celebraba la liturgia tradicional.

4) ¿Cree que el pontificado que acaba de comenzar constituye un nuevo desafío para el mundo tradicional?

Estamos convencidos de que la historia de la Iglesia no se ha detenido en1962, como tampoco en el pontificado de Benedicto XVI. El nuevo pontificado del papa Francisco nos a invita a reflexionar sobre el hecho de que la liturgia y la tradición de la Iglesia no incumben sólo a un grupo restringido o a una élite como parecen creer algunos.

Atento a las palabras del papa Francisco, yo afirmaría incluso que la liturgia tradicional, por medio de todo su esplendor que nos manifiesta la presencia de Dios, es, en realidad, una liturgia que nos lleva a la humildad. En la liturgia tradicional, la actuosa participatio es una participación humilde, de rodillas, hecha de silencio, de adoración, de súplica, de acción de gracias… actitudes que se asemejan a las de la persona que sufre, al hombre en dificultad que pide ayuda.

No olvidemos que entre los sacerdotes más célebres llevados al honor de los altares, muchos son los que yo llamaría simples «curas de campo», en la medida en que estaban en contacto con las capas más humildes del pueblo. Pienso en el santo cura de Ars, en don Orione, en el padre Pío. Aun cuando sus celebraciones estaban marcadas por una gran solemnidad, no excluían a nadie, del paisano a la madre de familia. Personas que no habían necesitado estudiar latín en la Sorbona o en alguna famosa universidad para sentirse parte en la liturgia y, así, del culto rendido a Dios.

5) Algunos lamentan que la peregrinación pueda interferir con otras iniciativas promovidas al mismo tiempo por otros grupos vinculados a la tradición, ¿qué nos puede decir al respecto?

De hecho, este año, cuando decidimos proponer nuevamente la peregrinación, nos planteamos de inmediato la proximidad con otros eventos de la familia tradicional, como la asamblea de la Federación Internacional Una Voce. Se trata de un encuentro importante, pero que sólo atañe a los responsables de las diferentes asociaciones adherentes en el mundo. Preguntamos a la FIUV si era oportuno asociar las dos iniciativas, pero nos respondieron que su programa de trabajo ya era suficientemente intenso y preciso para agregar más obligaciones, lo que resulta muy comprensible.

Por nuestro lado, dado que deseábamos estar en sintonía con la clausura del Año de la Fe y que debíamos tomar en cuenta las muchas actividades previstas por la Santa Sede, hemos elegido actuar de modo independiente. La misma cuestión se ha presentado con la Fraternidad San Pedro, que festejará su jubileo a mediados de octubre, a veinticinco años de su fundación en 1988, cuando fue promulgado el motu proprio Ecclesia Dei.

No olvidemos tampoco que todavía debemos hacer frente a numerosos problemas y oposiciones, con tantas personas hostiles a la misa tradicional y ansiosas de frenarnos: por lo tanto, cuantas más iniciativas haya, mejor, porque esto refuerza nuestra presencia y además, gracias a la multiplicación de los dispositivos de organización, es posible encontrar nuevas personas abiertas y favorables. Si siempre hacemos todo juntos, corremos el riesgo de encerrarnos en la rutina, lo que no me parece un muy buen resultado. No digo que siempre debamos ser misioneros, pero sí que debemos empeñarnos en hacernos conocer y hacer conocer lo que representamos, empezando por la liturgia que nos congrega y nos une.

6) ¿Un mensaje para concluir?

Me gustaría, sencillamente, recordar que una peregrinación puede considerarse desde distintos ángulos, pero, ante todo, es una ocasión para hacer penitencia, en la medida en que siempre representa fatiga y sacrificio. No se trata, es cierto, de Compostela o Chartres y no hay que caminar tanto, sin embargo, eso no impide ofrecer los esfuerzos exigidos por la peregrinación como una penitencia al Señor. En realidad, lo que nos ha impulsado a repetir la peregrinación este año ha sido el éxito, esperado pero sorprendente, del año pasado, en el sentido de que todos los que estaban presentes regresaron a sus casas dichosos de haber participado en una empresa espiritualmente fructuosa. Cada uno volvió enriquecido con un pequeño tesoro espiritual que es el resultado más importante de la peregrinación. Querríamos que lo mismo se repitiera este año.

Además, en este Año de la Fe, estamos llamados también a aportar nuestra contribución a la nueva evangelización por medio de la siempre joven liturgia tradicional de la Iglesia, aun cuando no falte quien la considere superada, cuando no muerta. Vemos la peregrinación como una ocasión para que algunas personas descubran el mundo tradicional: no hablo sólo de la liturgia, también de los fieles vinculados a ella. Suele ocurrir que las críticas al mundo tradicional son, de hecho, críticas contra nosotros mismos. Nos ven como individuos más interesados en la política que en la oración, y cuando rezamos, se sospecha que rezamos por cualquier cosa menos por nuestra santificación. Así, se nos reduce a un grupo social cerrado, atento únicamente a sus propios intereses que no serían en modo alguno espirituales, y otras amabilidades por el estilo…

Durante largo tiempo, se creyó que sólo había fieles tradicionales en Francia, después en Europa y ahora se descubre, gracias al motu proprio Summorum Pontificum que, de hecho, se trata de una realidad universal, que abarca de Filipinas a América del Sur, de Australia a Finlandia, pasando por Terranova. Nada extraño si se considera que el misal de san Pío V ha sido el misal de la Iglesia universal por siglos.

Diría, pues, que venir a Roma a esta peregrinación, para quien no la conoce, también es una oportunidad de descubrir la liturgia tradicional y además de conocer a sus hermanos en Cristo; y nosotros estaremos muy contentos de encontrar gente que no solemos ver el domingo en misa. Debo decir que sufrimos mucho por el hecho de que nos reduzcan a un ghetto. Recientemente, el papa Francisco ha lanzado un llamado a todos los católicos para examinar si somos cerrados y tristes, una actitud de por sí nada cristiana. Es posible que también a nosotros, fieles tradicionales, nos pase que seamos así en nuestra vida de todos los días, un poco fríos y cerrados, pero, muy a menudo, nos han empujado a esa situación, porque cuando hemos golpeado a una puerta, ¿cuántas veces no nos la han cerrado en la cara?

Por todos estos motivos, será una gran satisfacción hacernos conocer mejor, porque la realidad del pueblo Summorum Pontificum es una realidad en lenta evolución y de un promedio de edad más bien joven. La mayoría hemos nacido y crecido en la fe y la práctica religiosa después del concilio, y muchos no conocíamos la liturgia tradicional antes de 2007. De allí la sorpresa de quienes habiendo adherido al motu proprio, se encuentran en los márgenes de la Iglesia o simplemente de su parroquia.

Insisto, sería maravilloso que esta peregrinación fuera también motivo de un encuentro: como el año pasado, espero que el cardenal Comastri nos abra las puertas de San Pedro y que nosotros llevemos más personas, entre ellas, numerosos nuevos peregrinos que recitarán por primera vez sus oraciones en latín.


II - EL VADEMÉCUM DEL PEREGRINO

A) El programa de la peregrinación

Este año, además de la procesión y la misa en la basílica de San Pedro, los tiempos fuertes de la peregrinación serán el Vía Crucis por las calles de Roma el viernes, la misa pontifical de Mons. Schneider en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos ese mismo día y la misa de clausura, el domingo de Cristo Rey, celebrada por Mons. Rifan. Cabe señalar también, para los eclesiásticos, el encuentro con Mons. Fisichella sobre el tema de la nueva evangelización (previa inscripción con el capellán de la peregrinación, el padre Claude Barthe: barthe.cisp@mail.com).

Jueves 24 de octubre, 19:15 h: vísperas solemnes de san Rafael y recepción de los peregrinos en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos (Mons. Guido Pozzo, Secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei).

Viernes 25 de octubre, 9 h: rosario en Santa Maria in Campitelli; a continuación, visitas culturales y espirituales divididas por grupos lingüísticos.
11:45 h: encuentro sacerdotal con Mons. Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
16:45 h: Vía Crucis en la colina del Palatino, guiado por los miembros de la Opera Familia Christi de don Riccardo Petroni, institución encargada de la misa dominical en la capilla del Palacio Altemps (punto de encuentro delante del arco de Tito).
19 h: misa pontifical en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, celebrada por Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana (Kazakstán), cantada por la Schola Sainte-Cécile de París.

Sábado 26 de octubre, 9 h: adoración eucarística en Santa Maria in Vallicella (también llamada Chiesa Nuova), seguida por la procesión hacia la basílica de San Pedro.
11 h: misa pontifical en la basílica vaticana, celebrada por el cardenal Castrillón Hoyos y cantada por la Schola Sainte-Cécile de París.
A la salida de la misa, picnic de las familias.
16 h: presentación del libro 'Corpus Christi. La santa comunione e il rinnovamento della Chiesa' por Mons. Schneider.

Domingo 27 de octubre, 9:30 h: misa pontifical por la solemnidad de Cristo Rey, celebrada por Mons. Rifan, administrador apostólico de la comunidad San Juan María Vianney de Campos, Brasil, en la basílica Santa Maria sopra Minerva.

B) Informaciones practicas

Los organizadores no requieren ninguna formalidad de inscripción. Todos, clérigos y laicos, pueden unirse libremente a la peregrinación.

El plano de la peregrinación figura en el sitio web de la peregrinación y quienes lo deseen, pueden seguir la actualidad de la peregrinación en la página Facebook 'Populus Summorum Pontificum', que acaba de superar los 4000 lectores.