Correo 83 publicado el 16 Noviembre 2017

LA MEDIDA DE UN ENTUSIASMO CRECIENTE

Con ocasión de las celebraciones por el décimo aniversario del motu proprio Summorum Pontificum, Paix Liturgique ha presentado un folleto con los resultados de las encuestas internacionales sobre la liturgia tradicional. En efecto, a partir de 2001, hemos encargado a institutos de reconocida trayectoria 11 sondeos, realizados en 9 países del mundo. Después de la promulgación del motu proprio de Benedicto XVI en 2007, dichos estudios se han efectuado en Francia, Italia, Alemania, Portugal, Gran Bretaña, Suiza, España y, este verano, Polonia y Brasil. Proponemos este mes a nuestros lectores el prefacio que el Presidente de la Federación Internacional Una Voce, Felipe Alanís Suárez, ha tenido la amabilidad de preparar para dicha publicación.

NB: Nuestro impreso ha sido publicado en varios idiomas, entre otros, el español. Si desea recibirlo, le agradeceremos que nos envíe una donación vía paypal (aquí) y que nos comunique su domicilio postal.



Actualmente en el año de Dios 2017, podemos conceder que cincuenta años atrás, las herramientas demoscópicas con las que contamos hoy en día no se encontraban tan fácilmente disponibles para quien, quizá con la mejor de las intenciones, considerara adecuado modificar ampliamente el ordenamiento litúrgico que constituye “la fuente y el culmen” de la fe Católica, con el objetivo de adaptarlo a las necesidades de los fieles de esos años.

De haber existido en su momento, con probabilidad la idea de reformular a tan gran escala la herencia litúrgica de la Iglesia, se demostraría como algo que los supuestos destinatarios de la misma ni siquiera habrían solicitado. Y si bien esto es solo una suposición hipotética, lo que es un hecho es que no se puede comprobar que el resultado de la reforma litúrgica sí dió respuesta a las necesidades concretas de los fieles de ese tiempo. Muy lamentablemente, la dramática disminución de la práctica religiosa y de las vocaciones sacerdotales en toda la Iglesia apuntan más bien a lo contrario.

La lectura de los resultados de las 11 encuestas presentadas en este libro, podría sorprendernos: ¿quién, en efecto, hubiera creído una generación atrás que 50 años después de los profundos cambios litúrgicos de finales de los años 60, un número tan importante de fieles retendría no sólo la memoria, sino sobre todo el amor por la antigua liturgia latina?... y sin embargo, ¡los números están ahí indicándonos que son muchos, sí, realmente muchos, los fieles de la Iglesia Católica que desearían profundamente asistir en forma regular o por lo menos algunas veces en el año –muy rara vez responden que nunca– a la celebración de la misa según el usus antiquior!

La verdadera sorpresa para muchos es que este amor no es una cosa especial del mundo "europeo" o de ciertos ámbitos elitistas, como a menudo se oye: no podemos dejar de estar impresionados por el carácter prácticamente internacional y correspondiente a todos los niveles socioeconómicos que nos proporcionan estos resultados.

También hay que añadir que este movimiento de entusiasmo y retorno a la forma extraordinaria es creciente, ya que si las primeras encuestas datan de la década de 2000, las dos últimas encuestas -Polonia y nuestro Brasil- datan de junio de 2017 y nos informan a la vez sobre la “globalización” cada vez más importante de este fenómeno y sobre su juventud: los enamorados de la liturgia tradicional no son los hombres del pasado, sino los fieles de hoy... y, si incluimos sus familias, son especialmente los de mañana.

Este espontáneo y feliz entusiasmo no me sorprende: en cuanto presidente de la Federación Internacional Una Voce sé que este movimiento es aún más profundo y universal que lo que estas encuestas indican. Lo veo cuando nos contactan grupos jóvenes de la India, Malasia, Hong Kong, Taiwan o Pekin, lo mismo que de Nigeria, Sudáfrica, Guatemala, Uruguay y, por supuesto, de Argentina. De hecho, todos hemos sido testigos en los últimos años del resurgir de un interés y de la devoción sincera por la forma multisecular de la liturgia romana, incluso de fieles sacerdotes y seminaristas en regiones en las que se hubiera podido creer que la página de la liturgia clásica se había pasado de un modo definitivo.

Providencialmente, en el mundo de hoy contamos con estas herramientas que nos permiten corroborar cómo en el ADN del catolicismo, la disposición y el aprecio por la Tradición litúrgica es totalmente natural, aun en el contexto de tantos años en los que se ha presentado a la “Misa en Latín” como algo supuestamente anacrónico. Para quienes nacimos después de la reforma litúrgica, nos resulta fascinante ver cómo se rompe ese tab, al comprender que lo que nos enamora de la Forma Extraordinaria no es que sea antigua, sino que es para siempre.

Estoy seguro que analizar y considerar los resultados de los estudios aquí presentados, podrá ayudar a quienes, de buena voluntad y sin predisposiciones rígidas, tengan en sus manos alguna manera de colaborar en que los fieles llenemos nuestros corazones de Paz, la Paz de Dios, la Paz Litúrgica.

¡Viva Cristo Rey!

Felipe Alanís Suárez
Presidente de la Federación Internacional Una Voce