Correo 44 publicado el 27 Marzo 2014

PAPEETE DESCUBRE LOS BENEFICIOS DE SUMMORUM PONTIFICUM


Gracias al empeño de algunas familias y al celo de un joven sacerdote misionero, los habitantes de Papeete (capital de la Polinesia francesa, en la isla de Tahití), pudieron acceder a la misa tradicional y a los beneficios de la pastoral correspondiente, durante el tiempo de Navidad. En efecto, gracias a la generosa la aprobación del administrador apostólico, desde mediados de diciembre a mediados de enero, la capilla del obispado fue sede de la celebración diaria de la forma extraordinaria del rito romano. La experiencia fue un éxito. Lo que prueba, si necesario fuese, la universalidad de la liturgia tradicional.



I –  UN MES DE GRACIAS


En julio de 2013, algunas familias de Papeete manifiestan a un sacerdote de la ciudad su deseo de gozar de la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum. Éste los invita a formular su pedido por escrito, lo que hacen el 18 de septiembre de 2013. Unas diez familias firman la carta.

Durante el mes de octubre de 2013, el sacerdote destinatario del pedido informa a los fieles que no hay sacerdotes competentes para satisfacerlo en la zona de la Polinesia. Pero se muestra dispuesto a aprender la celebración de la liturgia tradicional, lo que sólo podrá llevar a cabo durante su próxima estadía en Francia metropolitana, a mediados del año 2014. En efecto, hace tanto tiempo que el misal del Beato Juan XXIII no se utiliza en la isla que ningún sacerdote está en condiciones de ayudarlo en su aprendizaje.

Algunos días después, el Administrador apostólico, Mons. Chang Soi recibe a los fieles, quienes le comunican el proyecto de invitar, durante algunas semanas, a un sacerdote para que celebre la forma extraordinaria. Mons. Chang Soi se muestra favorable a esta iniciativa. Sólo resta que los fieles encuentren al sacerdote.

Estas familias hacen público su deseo mediante la publicación de un aviso en nuestro Correo: «Familias que habitan en la Polinesia Francesa, en Tahití, devotos de la liturgia tradicional, buscan a un sacerdote que celebre la misa y los sacramentos según la forma extraordinaria del rito romano durante el tiempo de Navidad, y posteriormente, por cortos períodos. Hay que prever cierto tiempo de permanencia en el lugar, debido a la aclimatación (estación cálida y húmeda) y a la diferencia horaria (12 horas más temprano que en la metrópoli). Ideal para un sacerdote que quiera descansar. Aunque las familias no pueden financiar la totalidad del pasaje de avión, van a contribuir en la medida de lo posible y buscan asociaciones que puedan recibir donaciones para financiar los gastos de avión y de hospedaje ocasionados por este viaje».

«Ayúdate y el cielo te ayudará»: quince días después, logran su objetivo. Los fieles informan al Administrador apostólico, quien acepta poner a su disposición la capilla del obispado.

El 24 de diciembre, las familias de Papeete que tienen la alegría de poder asistir a la Misa de Gallo según la forma extraordinaria del rito romano viven un verdadero cuento de hadas.

Una Misa de Gallo tradicional en el corazón del océano Pacífico: es el primer resultado –posible gracias al motu proprio de Benedicto XVI– de los esfuerzos de nuestras valerosas familias, conjugadas con el sentido común del ordinario del lugar y el celo misionero de un joven sacerdote de la metrópolis.

Pero esto no es todo, y tenemos la alegría de comunicar a nuestros lectores el balance de este mes de descubrimiento de Summorum Pontificum en Papeete, tal como nos ha sido transmitido:

– En total, más de 140 personas diferentes asistieron a la misa de San Pío V, la mitad de las cuales no practicantes e incluso no católicos (protestantes, adventistas), entre franceses de la metrópolis o de Tahití. Algunos se reencontraron con la misa de su infancia, pero para muchos fue una novedad absoluta.

– En promedio, unas veinticinco personas asistieron cada día a la santa misa (cantada o rezada) y el último domingo, los asistentes fueron más de sesenta.

– Se llevaron a cabo cinco «complementos» (realización de las ceremonias omitidas) de bautismos.

– Un adulto pidió que se lo preparara para el bautismo, y una pareja para el matrimonio, con la opción de poder celebrar la boda con la liturgia tradicional.

– Un protestante pronunció su abjuración.

– Se organizó un encuentro con seis sacerdotes de la diócesis con el fin de hacerles descubrir la liturgia tradicional, explicarles sus fundamentos y mostrar sus beneficios.

– Uno de estos sacerdotes, después de asistir a una de las misas dominicales, muy conmovido por esta liturgia, solicitó aprender a celebrar la forma extraordinaria.

– Se realizaron varias reuniones con el Administrador Apostólico, una de ellas con una delegación de fieles que aportaron sus testimonios y otra, con el obispo emérito, Mons. Coppenrath, de 83 años, quien continúa al servicio de la diócesis como exorcista.

– Habiendo tomado conciencia de la importancia de esta misa para algunos de sus fieles, el Administrador apostólico expresó su deseo de que esta forma litúrgica se instalara de forma estable en la Polinesia.

– Se imprimieron y distribuyeron entre los fieles 900 documentos, en una acción pastoral de divulgación de catecismos, libros de oraciones y del ordinario de la Misa en latín-francés.

– Se llevó a cabo una catequesis para niños, en la que participaron regularmente niños cuyas familias habían abandonado la práctica.

– Se bendijeron las casas de las familias, se impuso el escapulario del Carmen y se predicó un retiro, que tuvo lugar un domingo, sobre el tema de la familia y la educación.

– Se pronunció una conferencia sobre el papel de los católicos en la vida política y social.

– Y… se bendijo una crepería.

Esto, sin contar el impacto de un sacerdote fácilmente reconocible en las calles de la ciudad con su sotana, fuente de incontables encuentros con los habitantes. En suma, un hermoso resultado pastoral.




II –  LAS REFLEXIONES DE PAIX LITURGIQUE


1) A un año del fin del pontificado de Benedicto XVI, los frutos de Summorum Pontificum siguen multiplicándose. Lo que acaba de ocurrir en Papeete demuestra que el papa precedente fue un verdadero visionario, cuando, en su carta del 7 de julio de 2007, invitó a los obispos del mundo entero a «dar el justo puesto» a las « riquezas que han crecido en la fe y la oración de la Iglesia». Al responder de modo favorable al proyecto presentado por los fieles de Papeete, el Administrador apostólico respondió, de hecho, a esta invitación de Benedicto XVI. Y de acuerdo a lo que nos cuentan nuestros corresponsales, no tuvo que lamentar su decisión.


2) Este mes extraordinario en Tahití ilustra perfectamente todo el poder misionero de la misa tradicional. Por ello, muchos de quienes la alientan, la consideran un instrumento válido al servicio de la nueva evangelización. Pero para que así sea, no basta con contentarse con la misa y con ofrecer todo lo que la acompaña. Si, a veces, algunas aplicaciones del motu proprio no logran despegar, se debe, en general, a la ausencia de un apostolado que la enmarque. Es cierto que cuando los sacerdotes no son residentes, no siempre es posible contar con ese apostolado, sobre todo, cuando algunos oponentes a la reforma de Benedicto XVI prohíben al celebrante y a los fieles toda publicidad de sus actividades. No obstante, es importante que los fieles que piden la misa tradicional tengan presente esta necesaria dimensión pastoral y no duden en manifestar al ordinario del lugar que no es justo y caritativo poner condiciones y límites a la aplicación del motu proprio.