Correo 49 publicado el 13 Septiembre 2014

EN MÉXICO, 300 SEMINARISTAS DIOCESANOS EXPERIMENTAN LA FORMA EXTRAORDINARIA

¿Por qué no en España?

Guadalajara es la sede de una de las principales archidiócesis mexicanas. Con una sólida tradición católica, tiene más de 2000 sacerdotes y, sobre todo, es el seminario mayor más grande del mundo. Fundado en 1696, cuenta actualmente con 600 seminaristas, es decir, reúne más de la mitad del total de los seminarios españoles y casi tanto como todos los seminarios franceses juntos…

El 2 de junio de 2014, por primera vez desde la reforma litúrgica, un sacerdote subió al altar del Señor en la capilla del seminario San José de Guadalajara para celebrar la misa según el misal de San Juan XXIII. El padre Jonathan Romanoski, uno de los sacerdotes de la Fraternidad San Pedro instalados en Guadalajara, celebró esta misa en presencia de casi 300 estudiantes del seminario. Cabe señalar que incluso antes del motu proprio Summorum Pontificum la diócesis de Guadalajara había acogido la liturgia tradicional, de modo que la cohabitación entre ambas formas litúrgicas romanas se desarrolla allí sin inconvenientes. 

El padre Romanoski, originario de Pensylvania y ordenado en 2008 por el cardenal Carstrillón Hoyos, ya había tenido la oportunidad de animar talleres de descubrimiento de la forma extraordinaria en el ámbito del seminario. Sin embargo, dichos talleres tuvieron un carácter limitado, mientras que la misa del 2 de junio reunió a casi la mitad de los seminaristas y fue cantada de modo muy oficial por la schola del seminario.

Antes de la celebración, organizada a pedido de los seminaristas, el padre Romanosky expuso brevemente las principales características de la forma extraordinaria del rito romano. Esperemos que esta misa del 2 de junio de 2014 haga historia, dado que ha permitido a muchos futuros sacerdotes descubrir, en el marco muy oficial y «normal» de su seminario, la belleza y la riqueza de la liturgia tradicional.

Al dar cuenta de este acontecimiento, el cronista español Fernández de la Cigoña, director de un renombrado blog del mundo hispánico, quiso señalar que en Guadalajara se ha celebrado la misa de los Cristeros: «No conocieron otra. De ella recibieron la gracia de ser católicos. Pero no simplemente católicos como nosotros. Héroes, mártires y santos». 




(Foto Una Voce Mexico)


LAS REFLEXIONES DE PAIX LITURGIQUE


1) ¡Deo gratias! Si los frutos de la misa del 2 de junio todavía están por venir, es evidente que esta misa es un fruto maravilloso del motu proprio de Benedicto XVI. ¿Quién habría podido imaginar, en vísperas del gesto de renuncia de Benedicto XVI, cuando se manifestaban tantas oposiciones episcopales, que algunos años más tarde las puertas de uno de los seminarios más grandes del mundo se abrirían de par en par a la liturgia tradicional?


2) «Experimentar la tradición»: fue necesario mucho tiempo para que Roma oyera el llamado de Mons. Lefebvre pero, desde 2007, es lo que sectores enteros de la Iglesia tienen la posibilidad, cuando no la libertad, de emprender. En todo caso, es lo que los futuros sacerdotes de la archidiócesis de Guadalajara han tenido la ocasión de experimentar el 2 de junio de 2004. Los seminaristas lo solicitaron, la dirección del establecimiento respondió favorablemente y un sacerdote idóneo cumplió lo pedido. Ésta es la normalidad a la que aspiramos, y de la que habla regularmente el cardenal Cañizares, hasta hace muy poco Prefecto para el Culto Divino.


3) En España, como en casi toda Europa, ningún seminario ha intentado, hasta el momento, experimentar la tradición, aun cuando el número de vocaciones ha disminuido dramáticamente en 40 años. No obstante, ciertos obispos apreciarían disponer de sacerdotes ‘Summorum Pontificum’, capacitados para celebrar en una y otra forma litúrgica, pero parecen incapaces de ofrecer a sus propios seminaristas una formación en las dos formas litúrgicas del rito romano. La razón de esta tibieza episcopal se explica a menudo por la oposición del cuerpo docente de los seminarios y de una parte del clero diocesano que rechazan lo que perciben como una «tradicionalización» de la diócesis. Podríamos apostar a que mientras exista este rechazo ideológico de los seminarios europeos a abrirse a la tradición –contrariamente a lo que sucede en numerosos seminarios de América como lo ilustra la misa de Guadalajara–, difícilmente se invierta la curva de sus alumnos y, en consecuencia, la de las ordenaciones sacerdotales.


4) Señores obispos, ¿no es hora de abrir las puertas de vuestros seminarios a la realidad y de darle un lugar a estos nuevos candidatos al sacerdocio, deseosos de ejercer su ministerio TANTO en el rito extraordinario COMO en el ordinario, para poner en obra el enriquecimiento recíproco auspiciado por Benedicto XVI? Tal apertura traería aparejado, como ventaja adicional, el incremento de la unidad del clero a través de un mejor conocimiento de las especificidades de uno y de otro.




El seminario mayor de Guadalajara es hoy el seminario diocesano más grande del mundo.