Correo 68 publicado el 23 Mayo 2016

LA FORMA EXTRAORDINARIA EN INDONESIA

La celebración de la liturgia tradicional suele considerarse, de manera errónea, como un fenómeno europeo, cuando no franco-francés. En realidad, la tradición católica, por definición, no tiene fronteras. Si su difusión universal existía antes de 2007 (como lo ilustraba la presencia de la Fraternidad San Pío X en todos los continentes), su auge –bajo la apelación «forma extraordinaria del rito romano»– es mucho mayor desde el motu proprio de Benedicto XVI.

Este mes nos detendremos sobre el país con mayor población musulmana del mundo, Indonesia, donde la liturgia latina y gregoriana se celebra, sin embargo, de modo regular. Un ejemplo para meditar…





I – Situación

Indonesia cuenta más de 250 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes (el 87,2 % según una encuesta de 2010). De hecho, es el país con mayor población musulmana del mundo, antes que Pakistán y la India. Tres siglos de presencia holandesa han dejado algo de lugar al catolicismo, arribado a la región a comienzos del siglo XVI con los misioneros portugueses. Los católicos romanos son apenas el 3 %, lo que representa, con todo, un poco más de 7 millones.

No obstante, la Iglesia está presente en todo el archipiélago y en todos los grupos étnicos. Cuenta con 37 diócesis y un cardenal, el arzobispo emérito de Yakarta, Mons. Julius Darmaatmadja, un jesuita. Como en el resto del mundo, la misa tradicional ha sido casi totalmente abolida por las reformas conciliares. Pero, en la actualidad, se celebra con regularidad en al menos tres diócesis: en Bandung, en la isla de Java; en la capital, Yakarta y en Pontianak, en la isla de Borneo. Y un cuarto lugar de culto, en el sultanato de Yogyakarta (Java), acaba de acaba de ver la luz.

Obtener información sobre un país tan lejano y culturalmente tan distinto no es fácil.

Gracias a la página Facebook Populus Summorum Pontificum, de la peregrinación internacional Summorum Pontificum a Roma (con más de 23.000 contactos), hemos tenido confirmación de la celebración de la liturgia tradicional en Indonesia y hemos logrado entrar en contacto con sus promotores, en general, muy jóvenes. Fotos de misas celebradas en Indonesia han sido publicadas muy recientemente en esa página de Facebook, donde se ven muchos jóvenes, mantillas, acólitos, coreutas. Algunas ilustran este correo.

Desde el punto de vista tradicional, la Fraternidad San Pío X ha realizado allí una misión en 2003, que ha desembocado en una celebración regular pero anecdótica para unos veinte fieles. Para tener una idea más precisa de la situación, hemos explorado al máximo los recursos que ofrecen Internet y las redes sociales.

Según nos han explicado los fieles, la postura de los obispos varía de una diócesis a otra. Así, en Yakarta, la jerarquía eclesiástica nunca se ha dignado responder los correos de quienes solicitaban la liturgia tradicional ni sus llamadas telefónicas o pedidos de audiencia. Por ello, los sacerdotes que celebran allí son, casi siempre, misioneros extranjeros y los fieles evitan, por lo general, dar datos sobre estas misas para no despertar las iras diocesanas. En Bandung, donde la misa es mensual, se ha obtenido el permiso del obispo en 2009. En Pontianak celebra el arzobispo emérito, Mons. Hieronymus Herculanus Bumbun, capuchino.

Aunque los jesuitas –muy influyentes en el país, como en las Filipinas– se hayan opuesto firmemente al motu proprio (en 2007, el cardenal Darmaatmadja, entonces arzobispo de Yakarta, no había dudado en declarar que Summorum Pontificum no se aplicaría en su diócesis), su revista Hidup (La Vida) le consagró un artículo en octubre de 2011. Este artículo, por otro lado, muy pedagógico, tenía como objetivo apagar la curiosidad de los fieles sobre el texto de Benedicto XVI. Así, se sostenía la enormidad de que un motu proprio sólo es una «iniciativa privada» del Sumo Pontífice para hacer oír «la verdad en la que cree» prevaliéndose de su autoridad –cuando, por el contrario, se trata de un acto al cual otorga tal importancia que indica, como Vicario de Cristo, que lo realiza «por su propia iniciativa», con una decisión personal. Después de presentar las desviaciones litúrgicas modernas y el recurso que representa la forma extraordinaria, el diario concluía, no obstante, que «muchos grupos y dirigentes de la Iglesia ven con malos ojos esta misa» debido a que la insistencia sobre la unidad puede «suscitar un riesgo cierto de conflicto y discordia». En conclusión, la introducción de la forma extraordinaria en las parroquias se considera mucho «más complicada» que lo que dice el texto pontificio, dado que la pastoral no puede dejar «de tomar en cuenta los aspectos psicológicos, antropológicos, políticos» de semejante medida.

Esta hostilidad más o menos abierta de una parte de la jerarquía católica indonesia hacia la liturgia tradicional no parece tener demasiado efecto sobre los fieles, sobre todo, los jóvenes, como lo muestran las fotos que publicamos. En Bandung, se cree que uno de los promotores de la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum es uno de los sobrinos del cardenal Darmaatmadja…




II – Las reflexiones de Paix liturgique

1) Minoría dentro de una minoría, los católicos indonesios atraídos por la liturgia tradicional demuestran, como ocurre con frecuencia en situaciones parecidas, una gran solidaridad. Entre ellos y también con la gran familia Summorum Pontificum. Los pocos recursos de que disponen –hace poco, buscaban en Internet un juego de candelabros de altar– se ven compensados por su gran determinación y entusiasmo.

2) El ejemplo indonesio inflige un desmentido evidente a quienes aún pretenden reducir la cuestión litúrgica y tradicional a una zona geográfica o a una categoría social. Benedicto XVI ha querido devolver el uso de la liturgia latina y gregoriana a toda la Iglesia universal que, poco a poco, la redescubre. Si los esfuerzos de los fieles que piden esta liturgia en Francia son meritorios –pensemos en los de Dunkerke, que han sobrevivido a siete años de andanzas antes de lograr, por fin, la justa aplicación del motu proprio–, ¿qué decir de estos fieles de Bandung o de Pontianak? Nada de peregrinaciones a Chartres para recargar baterías, nada de monasterios tradicionales como Fontgombault o el Barroux donde reponer fuerzas, nada de comunidades Ecclesia Dei para pedir consejo y asistencia. Sólo la fe, el derecho canónico e Internet los han sostenido en su gestión no muy bien comprendida y, por tanto, mal vista por el clero.

3) «Muchos grupos y dirigentes de la Iglesia ven con malos ojos esta misa» debido a que la insistencia sobre la unidad puede «suscitar un riesgo cierto de conflicto y discordia»: querer un rito de unidad católica, implica un riesgo de división… Esta observación del periódico de los jesuitas indonesios es particularmente característica y pone de manifiesto el fondo del problema, que es ideológico: por un lado, una pseudo unidad en torno a un nuevo rito multiforme e inaprensible, y por el otro, la unidad católica tradicional en torno a una misa romana más que milenaria. La unidad more romano pondría en peligro la «unidad» de los innovadores. Estas observaciones podrían haber aparecido en cualquier pequeño boletín diocesano… Desde hace 50 años, de una conferencia episcopal a otra, algunos que sólo hablan de inculturación, adaptación y diferenciación, difunden el mismo parloteo con todo descaro. Se divulgan los mismos prejuicios y se propalan los mismos argumentos para impedir la instauración de una paz verdadera en nuestras parroquias.

4) Gracias a Dios, de Puerto Rico a Yakarta, los fieles, animados por el sentido de la fe, tanto en el ámbito de la liturgia como en el del catecismo, logran, a pesar de todo y a pesar de todos, mantener la transmisión, otro nombre de la tradición. Nótese que este movimiento proviene, en primer lugar, de los laicos y las familias. Se quiera o no, la «promoción del laicado» deseada por el Concilio Vaticano II ha dado magníficos frutos, que los guardianes del «espíritu del Concilio» no esperaban: la conservación de la liturgia tradicional y del catecismo tradicional. La realización más palpable del decreto Apostolicam Actuositatem sobre el apostolado y el papel de los laicos en la Iglesia, es el surgimiento del pueblo Summorum Pontificum.