Correo 78 publicado el 31 Mayo 2017

LA RENOVACIÓN DE LA LITURGIA LATINA EN PUERTO RICO

En 2012, la Federación Internacional Una Voce comunicaba en forma simultánea la admisión de tres nuevas secciones locales situadas en la región del mar Caribe: Cuba, Costa Rica y Puerto Rico. Dicho anuncio era una perfecta ilustración de que los efectos del motu proprio Summorum Pontificum no conocían fronteras y de que el pedido de la misa tradicional es universal.

Cinco años más tarde, en Cuba, la situación parece bloqueada. En cambio, un sacerdote del Instituto del Buen Pastor acaba de viajar a Costa Rica con la misión de abrir allí un nuevo apostolado mensual. En cuanto a Puerto Rico, la forma extraordinaria del rito romano se celebra en una diócesis y la filial local de Una Voce mantiene buenas relaciones con las autoridades episcopales.

Gracias al minucioso trabajo realizado por un sacerdote australiano que vivió en la isla entre 1989 y 2007, el padre Brian W. Harrison, podemos contar cómo ha sido el retorno de la misa en latín a Puerto Rico. El P. Harrison, religioso de los Oblatos de la Sabiduría, teólogo de renombre, fue llamado por el obispo del lugar, Mons. Juan Fremiot Torres Oliver, a enseñar en la Pontificia Universidad de Ponce. De espíritu muy tradicional, Mons. Torres Oliver, además presidente de la Conferencia Episcopal local de 1983 a 1994, apreciaba la interpretación «según la tradición» que el P. Harrison aplicaba al Concilio Vaticano II.





I – FRAGMENTOS DEL RELATO DEL P. HARRISON

a) Las misas de Pablo VI en latín

«Durante el episcopado de Mons. Ricardo Surinach, obispo de Ponce de 2000 a 2003, celebré dos veces en latín, según el misal de Pablo VI, en la catedral Nuestra Señora de Guadalupe. Después de la segunda, celebré otras dos misas en la iglesia de Arroyo, donde un joven párroco de origen cubano estaba fuertemente empeñado en la promoción de la vuelta al latín en la liturgia. Desafortunadamente, las religiosas presentes en esa parroquia denunciaron sus tendencias demasiado tradicionales a la cancillería de la diócesis y el sacerdote tomó la ruta de los Estados Unidos.»

«Durante el episcopado de Mons. Félix Lázaro (2003-2015), pude celebrar, en forma mensual, una misa de Pablo VI en latín, en la catedral, hasta mi partida de la isla. Gracias a esto, el coro de la catedral ha podido familiarizarse con la Missa de Angelis. Esta misa era, en general, muy concurrida, y llamó tanto la atención que el periódico nacional El Nuevo Día le consagró dos páginas enteras. Después de mi partida, creo que no volvió a haber ninguna otra celebración del Novus Ordo en latín en público, no por hostilidad del obispo sino por falta de sacerdote que quisiera seguir con la costumbre.»

b) La misa tradicional

«Cuando llegué a Puerto Rico en 1989, tenía en mis valijas el celebret recién expedido por la Comisión Ecclesia Dei con la firma del cardenal Mayer, que me autorizaba a celebrar en forma privada según el misal de 1962. Sin embargo, como la casi totalidad de mis misas eran públicas, no tuve ocasión de utilizarlo durante los años 90. Si mis recuerdos son exactos, el 29 de abril de 2000 celebré por primera vez la misa tradicional en Puerto Rico, en la parroquia San José Obrero de Ponce. Dado que la parroquia había sido confiada a mi congregación, tenía mayor libertad para celebrar la misa de forma privada.»

«A fines de 2001, por primera vez, tuve conocimiento de la existencia de fieles portorriqueños afectos a la antigua liturgia. Uno de ellos, don Cancio Ortiz de la Renta, había escrito al presidente de la Federación Internacional Una Voce para preguntarle si conocía algún sacerdote susceptible de celebrar la misa tradicional en la isla. Este, el añorado Michael Davis, le dijo que se dirigiera a uno de sus amigos, profesor de teología en la Pontificia Universidad de Ponce. Yo acogí de buen grado el pedido de don Cancio y celebré el 10 de febrero de 2002 la primera misa tradicional desde la reforma litúrgica organizada por iniciativa de fieles portorriqueños. Fue una misa totalmente privada, celebrada en el comedor de un amigo de don Cancio, en presencia de 5 o 6 personas, no más.»

«Muy apegado a la herencia española de la isla, don Cancio fundó una asociación llamada "Sociedad de San Fernando Rey" dedicada al renacimiento de la misa latina tradicional. Así se pudo obtener la aprobación episcopal para la celebración en forma privada, el 10 de marzo de 2002, de una misa en la iglesia San Jorge de San Juan, la capital de Puerto Rico. Ninguna publicidad se dio a este acontecimiento y solo un puñado de fieles participaron. En los años siguientes, se celebraron otras misas de manera puntual, en San Jorge y también en otras iglesias. La última que recuerde tuvo lugar antes de mi partida a los Estados Unidos, el 30 de agosto de 2007, en mi residencia sacerdotal de Ponce. Don Cancio, debilitado por la enfermedad, ya no asistía, pero Edgardo Cruz Ramos, fundador de Una Voce Puerto Rico, lo había sucedido como animador de la Sociedad de San Fernando Rey.»


II – LAS REFLEXIONES DE PAIX LITURGIQUE

1) Un sacerdote australiano, nacido en una familia presbiteriana, convertido al catolicismo a los 27 años, ordenado en 1985 por san Juan Pablo II, a la edad de 40 años, devenido en el artífice de la renovación de la misa tradicional en un país de habla hispana del Caribe... esto no solo ilustra la universalidad de la liturgia latina y gregoriana sino también cuán impenetrables son las vías del Señor para nuestra comprensión humana. El relato del P. Harrison prueba, por otro lado, el hecho de que hasta 2007, era habitual que los sacerdotes diocesanos o religiosos, que no fueran miembros de un instituto Ecclesia Dei, solicitaran a la pontificia comisión romana un documento canónico que les permitía celebrar según el misal tridentino. Este celebret –muchas veces concedido también a los sacerdotes que salían de la Fraternidad San Pío X– indicaba que el sacerdote no estaba alcanzado por ninguna censura y podía celebrar según la forma tradicional.

2) El P. Harrison comienza su testimonio evocando la celebración latina y gregoriana de lo que es hoy la forma ordinaria del rito romano. Nos informa que su obispo, así como el rector de la catedral, eran favorables, por lo que pudo celebrarla mensualmente durante cuatro años. Hasta el principal periódico del país consagró una doble página a esta «misa en latín». No obstante, ningún sacerdote de la diócesis, o de la isla, consideró útil proseguir dicha celebración y los fieles, en silencio, han vuelto a la forma ordinaria en español. Esta experiencia sin futuro refleja perfectamente cómo, por muchos esfuerzos que se hagan, la celebración según las rúbricas, en latín y gregoriano, de la misa reformada nunca ha podido encontrar su lugar en la Iglesia, con excepción de algunos raros lugares. En contraste, la perseverancia de los fieles de Puerto Rico para conseguir la celebración de la forma extraordinaria corresponde admirablemente a la desplegada en todos los lugares donde la misa tradicional ha sido, primero, defendida, luego, mantenida y, desde 2007, resucitada.

3) Aunque en la diócesis de Ponce, donde oficiaba el P. Harrison, la misa ya no se celebra, hasta hace poco se celebraba de modo regular, en dos diócesis.
- en la de San Juan, donde en marzo de 2015, el arzobispo finalmente ha aceptado designar la iglesia Santa Ana, en el centro histórico de la capital, como sede de las celebraciones diocesanas organizadas por Una Voce Puerto Rico; la misa se celebra allí mensualmente, o incluso con mayor frecuencia cuando un sacerdote extranjero está de visita.
- en la de Mayagüez, donde el párroco de la iglesia de los Protomártires de la Inmaculada Concepción había abierto las puertas a la forma extraordinaria del rito romano desde el otoño de 2016, se celebraba la forma extraordinaria del rito romano, todos los miércoles al mediodía y el primer domingo de cada mes. Mas, desafortunadamente, dicho sacerdote partió a los Estados Unidos y aún no se ha encontrado quien lo reemplace. Por lo cual, en la actualidad, la misa solo se ofrece en la diócesis de San Juan.

> Consultar el sitio de UV Puerto Rico.