Correo 80 publicado el 27 Julio 2017

UN OASIS EN EL SENO DE LA IGLESIA DE ALEMANIA

LOS ENCUENTROS LITÚRGICOS DE COLONIA

«La liturgia es más grande que los liturgistas, de modo que la celebración de los misterios sagrados de la Iglesia según las normas fijadas prevalece sobre las ideas personales de los obispos y sacerdotes.»
Cardenal Joachim Meisner, carta a los organizadores de los Encuentros Litúrgicos de Colonia 2017


Sin duda alguna, el momento culminante de los 18.º encuentros litúrgicos de Colonia, «Summorum Pontificum como fuente del futuro», ha sido la lectura del mensaje enviado a los participantes por el cardenal Sarah, prefecto para el Culto Divino. Ese largo texto, que completa y refuerza la ponencia realizada por el Prefecto para el Culto Divino en Londres durante la conferencia Sacra Liturgia 2016, constituye un jalón histórico suplementario en el lento proceso de restauración de la liturgia católica devastada por 50 años de improvisación y creatividad.

Pero por muy importante que sea, sería injusto reducir las jornadas de Colonia a este único texto. Por ello, presentamos nuestro reporte sobre dicho acontecimiento y, a continuación, nuestras habituales reflexiones.


El autor de las fotos oficiales de estas jornadas es un joven profesional vinculado a la liturgia tradicional, Andreas Düren. De izquierda a derecha: misa privada de Mons. Sample, misa de abertura celebrada por el R.P. Cassian, Mons. Sample.

I – COSAS VISTAS EN HERZOGENRATH

En realidad, desde hace vario años, los encuentros litúrgicos de Colonia se realizan en un pequeño burgo tranquilo de los alrededores de Aquisgrán, Herzogenrath, comuna fronteriza con los Países Bajos. El motivo es simple: los organizadores se encuentran allí como en su casa, dado que el párroco de Herzogenrath, el padre Guido Rodheudt, es el coordinador. Ahora bien, ser párroco en Alemania significa disponer de medios gracias al financiamiento institucional de la Iglesia con los impuestos de los católicos. En este caso concreto, dos iglesias, una sala para conferencias y un magnífico equipo de parroquianos dedicados. No es necesario, como sucedía antes en Colonia, mendigar el acceso a los lugares de culto ni alquilar, a precio de oro, salones de hotel.

El hecho de estar «en casa», en un marco agradable donde los trayectos se hacen a pie, le da a este encuentro un carácter familiar y auténticamente cristiano. Con la experiencia de haber participado en muchos congresos de liturgia en los últimos años, podemos decir que estas jornadas alemanas se distinguen realmente de las demás por su clima de convivencia. También el hecho de que las conferencias tengan una orientación más bien pastoral que académica favorece aún más este ambiente acogedor, incluso, como era nuestro caso, para los que no somos germanófonos. Pero estas jornadas no habrían sido lo que fueron, sin la implicación ejemplar del padre Rodheudt y la paciencia sonriente y celosa de sus parroquianos. Subrayar la calidad humana de los organizadores y participantes en estas jornadas no es anodino en estos tiempos donde una idea preconcebida pretende que la tristeza y la rigidez son lo propio de los católicos afectos a la tradición litúrgica de la Iglesia.

La primera jornada de estos encuentros estuvo reservada esencialmente a los sacerdotes de la Red de sacerdotes católicos que, junto con Una Voce Alemania, es una de las organizaciones que apadrinan el acontecimiento. El invitado de honor de las jornadas, Mons. Alexander K. Sample, arzobispo de Portland, eligió como tema de su conferencia para el clero el siguiente: «Liturgia y pastoral: la pérdida de una unidad esencial». Para los sacerdotes presentes, en su mayoría diocesanos, no podía haber mejor introducción que este reencuentro con un pastor cuyo estilo y enseñanza son tan directos como entusiásticos.

Solo por la tarde del primer día, pudo el resto de los participantes en estos encuentros litúrgicos descubrir, a su vez, la figura de Mons. Sample, quien pronunció la homilía de la misa celebrada por el R.P. Cassian Folsom, benedictino, fundador de los monjes de Nursia. Entre los participantes se encontraba un joven dúo de norteamericanos que viven en Hamburgo, David y Tiffany, quienes han creado un sitio y una cadena de video dedicados a la promoción y divulgación de la tradición católica. Una iniciativa autofinanciada por estos dos estudiantes tan talentosos como dedicados, que difunden un mensaje intemporal utilizando los códigos más eficaces del diseño y la comunicación actuales. No podemos dejar de invitar a nuestros lectore a ver su sitio y su cadena YouTube, llamados 2SPetrvs.

El segundo día, jueves 30 de marzo de 2017, Mons. Sample dio nuevamente el tono de los trabajos con su testimonio lleno de vida sobre lo que ha representado la reforma litúrgica para un católico que ha respondido a la llamada de su vocación en los años 70. Declarándose «un producto puro del Concilio Vaticano II», Mons. Sample explicó cómo el descubrimiento de la misa tradicional le había abierto los ojos sobre el increíble desfase entre la nueva liturgia y la antigua. Corría 2008. Entonces obispo de Marquette, consideró que era su deber como obispo responder al motu proprio de Benedicto XVI aprendiendo a celebrar la forma extraordinaria del rito romano para interiorizar mejor el legado litúrgico de la Iglesia. La experiencia de una misa estudiantil, organizada alrededor de una mesa de cafetería, con los participantes sentados en torno a la mesa, el pan (con levadura, of course) de la eucaristía puesto en una panera cubierta con una servilleta y el cáliz de cerámica, le vino de repente a la memoria. «Se trataba de una situación voluntariamente muy improvisada, con un gran énfasis en la percepción de la eucaristía como una comida. En esa época, se la consideraba una manera muy apropiada de celebrar la misa para atraer a los jóvenes. Debo decir que eso me dejó más bien indiferente.». Profundamente impresionado por la solemnidad, la belleza y el respeto que caracterizan a la misa tradicional, Mons. Sample ha comenzado entonces a preguntarse qué había pasado con la renovación litúrgica anunciada por el Concilio Vaticano II. «¿Cómo se había pasado de manera tan abrupta de esa forma de celebrar la Santa Misa a la experiencia de la misa estudiantil cuyo recuerdo resurgía de súbito en mi mente?»

Otro momento destacado de estas jornadas ha sido la misa según el misal compuesto con motivo de la Constitución Anglicanorum coetibus de Benedicto XVI que establece Ordinariatos personales para los anglicanos que entran en comunión con la Iglesia católica. Como lo precisó Mons. Lopez, obispo del Ordinariato de la Cátedra de San Pedro, que abarca Estados Unidos y Canadá, dicho misal, cuyo uso está reservado a los sacerdotes de tales Ordinariatos, está inspirado tanto en el uso anglicano como en la misa de Pablo VI, pero siempre fundado sobre el respeto de la constitución conciliar sobre la liturgia. Difícil sacar conclusiones de la ceremonia a la que hemos asistido –celebrada ad Orientem con rigor y dignidad, en inglés litúrgico– dado que el contexto era, sin duda, demasiado artificial para emitir un juicio.

El viernes, además de la lectura del mensaje del cardenal Sarah, las intervenciones de Monseñor Graulich, salesiano, subsecretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, y del profesor Kwasniewski reclamaron nuestro interés durante una tarde consagrada a «La importancia de Summorum Pontificum para la renovación de la liturgia de la Iglesia». Mientras que el profesor Kwasniewski presentaba su libro Resurgent in the Midst of Crisis: Sacred Liturgy, the Traditional Latin Mass, and Renewal in the Church, «Resurgiendo en medio de la crisis: la sagrada liturgia, la misa tradicional y la renovación de la Iglesia», traducidos al polaco y al checo pero no todavía al español, monseñor Markus Graulich, recién llegado entre los defensores del motu proprio, presentaba al auditorio su obra Zehn Jahre Summorum Pontificum: Versöhnung mit der Vergangenheit - Weg in die Zukunft, «Diez años de Summorum Pontificum: reconciliación con el pasado y proyección hacia el futuro». El R.P. Graulich, que participará del coloquio Summorum Pontificum con motivo de los 10 años del motu proprio en Roma, el 14 de septiembre próximo, expone en el libro su punto de vista de canonista sobre el texto de Benedicto XVI.

El sábado 1º de abril, en la abadía de Rolduc, del otro lado de la frontera, en los Países Bajos, tuvo lugar la clausura de estas jornadas de Colonia. Mons. Sample celebró allí una misa pontifical antes de que el gran escritor alemán Martin Mosebach rindiera un sentido homenaje a Benedicto XVI. Dicho homenaje, que todos los presentes han encontrado de gran elevación moral, intelectual y lingüística, fue saludado por una larga, muy larga, salva de aplausos. Una bella conclusión para un acontecimiento que nos ha dado un estupendo y, confesémoslo, inesperado panorama de una porción de la Iglesia germánica bien viva, sonriente y risueña, y profundamente orante. En latín y vueltos hacia el Señor.

Mons. Sample, Martin Mosebach y el padre Rodheudt agradecen al equipo de voluntarios.

II – LAS REFLEXIONES DE PAIX LITURGIQUE

1) Entre los sacerdotes presentes en Herzogenrath, se encontraban varios religiosos y seminaristas, algunos de los cuales habían dejado su diócesis de origen para estudiar en Polonia, donde la enseñanza es más clásica que la ofrecida en los seminarios alemanes. Entre los religiosos, además del prior de los trapenses de Mariawald, llamaban la atención las sotanas blancas de un grupo de jóvenes premostratenses de la abadía de Hamborn, en los alrededores de Duisburg. Animados por su prior, estos canónigos que han abrazado la letra y el espíritu del motu proprio Summorum Pontificum, gozan de la libertad de aprender a celebrar ambas formas del rito romano. Con toda evidencia, estos jóvenes premostratenses parecían la encarnación perfecta del tema de estos encuentros de Colonia: «Summorum Pontificum como fuente del futuro».

2) Debemos insistir en el hecho de que, aparte del superior alemán de la Fraternidad San Pedro y, el último día, un canónigo del Instituto Cristo Rey, la casi totalidad de los sacerdotes presentes (unos sesenta) eran diocesanos o religiosos que no pertenecían al mundo Ecclesia Dei. Feliz sorpresa, también figuraba entre los participantes de estas jornadas el superior del distrito alemán de la Fraternidad San Pío X, el padre Udressy, totalmente a gusto en medio de sus cofrades. Como tuvo la delicadeza de explicarnos, frente a un episcopado en su mayoría adepto del modernismo más devastador, los sacerdotes de sensibilidad tradicional, desde hace bastante tiempo, han tomado la costumbre de ayudarse mutuamente y frecuentarse sin dar más importancia que la necesaria a las «divisiones» –cada vez menos fundadas, agregaríamos nosotros– que puedan separarlos. Es una hermosa imagen de lo que pronto será el rostro de un clero católico clásico reforzado con el aporte de los sacerdotes de la futura prelatura personal San Pío X.

3) Debemos ser conscientes de que esta bella manifestación de la liturgia tradicional en Alemania es como un oasis en medio del desierto religioso en que se ha convertido la Iglesia de ese país. El catolicismo alemán, muy rico del punto de vista financiero, como el de Suiza, está, al mismo tiempo, en estado de coma avanzado, como el catolicismo helvético (y como el vecino catolicismo belga). Las vocaciones desaparecen de manera dramática, los obispos de más allá del Rin son gestores de una Iglesia burocratizada, con 3000 «referentes pastorales» (laicos asalariados con responsabilidades, que tienen un título universitario en teología) y 4500 «asistentes pastorales» (laicos asalariados con un diploma técnico de catequesis o de liturgia) que cumplen de forma administrativa cargos reservados antiguamente a los clérigos. En lo que se refiere a la enseñanza, sobre todo moral, hace lustros que ha abandonado el ámbito del dogma católico.

4) Por otro lado, en la conclusión de estos encuentros, el padre Rodheudt, quien se encargó de la organización de estas jornadas, ha causado cierta inquietud al anunciar que ya no tenía fuerzas para continuar. Más allá del aspecto humano y personal de esta decisión, muy respetable, parecería que se presentan obstáculos relacionados con la situación eclesial: se comenta que la diócesis de Aquisgrán, de la que depende la parroquia de Herzogenrath, tendría el proyecto de fusionar parroquias, entre ellas, la del padre Rodheudt. Si tal fuera el caso, ya no habría un párroco sino un equipo de colaboradores parroquiales a la cabeza de la nueva entidad parroquial, lo que haría depender la acción y misión individuales de los sacerdotes directamente de las decisiones de dicho equipo. Muy concretamente, esto significaría para el padre Rodheudt el fin de los medios que ha puesto al servicio de este importante encuentro. Recemos para que algún otro de sus cofrades acepte retomar la antorcha y así perduren estas hermosas jornadas de Colonia.