Correo 105 publicado el 19 Septiembre 2020
NUEVAS REFLEXIONES A PROPÓSITO DE LA ENCUESTA ROMANA SOBRE LA MISA TRADICIONAL
El 7 de marzo de 2020, la congregación para la Doctrina de la Fe envió al conjunto de los obispos de la Iglesia latina una encuesta sobre la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum y las necesidades relacionadas con la forma extraordinaria del rito romano (ver nuestro Correo 103 del 25 de mayo de 2020). En ese momento, muchos se preocuparon y también hoy se preocupan con las consecuencias que podría tener esta iniciativa. Hemos pedido a Christian Marquant, presidente de Oremus - Paix Liturgique que compartiera con nosotros sus impresiones siete meses después del lanzamiento de dicha encuesta.
Paix Liturgique: En su opinión, ¿por qué se ha querido llevar a cabo esta encuesta?
Christian Marquant: Por un lado, es evidente que en Roma y en el episcopado italiano existe una tendencia que quisiera enmarcar la misa tradicional y, con mayor razón, los institutos Ecclesia Dei, en el derecho común, es decir, someterlos a las Congregaciones para el Culto Divino y para los Religiosos, respectivamente. La respuesta del papa, que recibe estas presiones, ha sido la respuesta clásica de un gobierno que quiere apagar las críticas: organizar una encuesta. Además, parece razonable que la Santa Sede quiera saber más sobre la situación y el desarrollo actual del mundo Summorum Pontificum, y para ello, recurra al medio habitual en Roma: preguntar a los obispos. Lo que hasta el presente se hacía durante las visitas ad limina de los obispos de cada país, se hace ahora en forma global. Por ello, in fine, esta encuesta me parece una buena noticia, en la medida en que debería hacer salir a nuestros pastores diocesanos de la situación de negacionismo autista en la que tantas veces se han encerrado con respecto a nuestra realidad. Al menos, si responden objetivamente a las preguntas que se les han formulado.
Paix Liturgique: ¿Y piensa usted que las autoridades vaticanas no conocen esta realidad?
Christian Marquant: Solo imperfectamente, porque se ocupan sobre todo de una parte de esta realidad. Desde hace mucho tiempo (en las discusiones con Mons. Lefebvre que fracasaron en 1988 y con la reanudación de las conversaciones en 2000 hasta las últimas elecciones en la FSSPX), las autoridades vaticanas han prestado atención de manera casi exclusiva a la Fraternidad San Pío X. Cabe decir que para quienes no conocen la realidad de las cosas, dicha fraternidad constituye, si no la totalidad, al menos una parte esencial del mundo tradicional, cuando, cada vez más, apenas representa un elemento –importante, es cierto– del mundo vinculado con la liturgia y el catecismo tradicionales. Por otra parte, para la Roma posconciliar, es un fracaso simbólico mayor, una espina clavada en el pie, dado que a partir de que la Iglesia, con el Vaticano II, se abrió al ecumenismo, no ha hecho volver a ninguna comunidad separada (salvo cierta cantidad de anglicanos) y, en cambio, ha experimentado una nueva ruptura, la de la FSSPX.
Paix Liturgique: ¿Considera que este interés prioritario es un error?
Christian Marquant: No me corresponde juzgar las prioridades y los polos de interés de las autoridades romanas. Pero me atrevería a decir que esas mismas autoridades, al interesarse esencialmente por la Fraternidad San Pío X han demostrado poco profesionalismo por falta de un análisis real y objetivo. La FSSPX absorbió toda la atención de Roma, dado que aquélla era como una vidriera de la oposición al Concilio, que a partir de 1974 se convirtió en un semillero de sacerdotes tradicionales, y, en 1988, realizó las consagraciones episcopales. Con el resto del mundo tradicional, la Santa Sede estableció una situación de tolerancia en 1988 (Ecclesia Dei), convertida teóricamente en una situación de derecho en 2007 (Summorum Pontificum), pero que no toma en cuenta el fenómeno como lo que realmente es y, sobre todo, por lo que significa, cada vez más. Las conferencias episcopales nacionales han sido peores, con una interpretación siempre minimalista de las decisiones de Roma.
Paix Liturgique: ¿Por qué motivo?
Christian Marquant: A nivel episcopal, suele tratarse de ceguera. Constato que la mayoría de nuestros pastores no han dedicado demasiada energía a tratar de comprender el movimiento tradicional y el potencial que representa. Simplemente, intentaron condenarlo al ostracismo con ataques, muchas veces, hay que decirlo, de una rara torpeza, afirmando siempre, a tontas y a malas, que no hay ningún problema litúrgico ni catequístico, mientras que el 90 % de los católicos de Europa occidental se ha alejado de la Iglesia...
Paix Liturgique: ¿Pero podrían haber visto las cosas de otra manera?
Christian Marquant: Por supuesto, abriendo los ojos. Desde hace ya tres años, nosotros publicamos un balance de la situación de la liturgia tradicional en todos los continentes. Lo que se nota es un desarrollo constante del mundo Summorum Pontificum. Incluso, hoy está más extendido y es más importante que el mundo San Pío X. Y entre ambos, representan en la Iglesia un conjunto que ya no puede ser ignorado, en medio del colapso tanto del punto de vista de la cantidad de sacerdotes y religiosos (en Occidente) como del punto de vista de la doctrina (en todo el mundo).
Paix Liturgique: ¿Piensa que esta situación va a seguir ampliándose?
Christian Marquant: Va a seguir ampliándose. En primer término, hay que señalar que las obras tradicionales de tipo Summorum Pontificum son hoy muy numerosas. En Francia, por ejemplo, la red de escuelas no concertadas. Su red de influencia multiplica la de la liturgia. El crecimiento de los lugares donde se celebra la misa tradicional ha sido medido con exactitud en los 10 años de motu proprio (grosso modo, su número se ha duplicado). Este crecimiento va a continuar. Por otra parte, cuando se piensa en el mundo tradicional, hay que evitar focalizarse en la FSSPX, como también en las comunidades Ecclesia Dei cuando se hace referencia al medio tradicional «oficial». Es cierto que sus sacerdotes y sus apostolados están en todo su vigor, pero vemos, cada vez más, que el movimiento Summorum Pontificum es, en su mayoría, diocesano y parroquial, lo que hace pensar en un desarrollo rápido prácticamente ilimitado.
Paix Liturgique: ¿No está exagerando un poco?
Christian Marquant: Me gustaría recordar que hace 20 años que venimos realizando más de 40 sondeos de opinión en Francia y en los principales países de Europa, como también en todos los continentes... Pues bien, los resultados son muy significativos. Indican que en todas partes, cualesquiera sean las regiones analizadas y sus culturas dominantes, hay por lo menos un 30 % de católicos practicantes que desean vivir su fe católica al ritmo de la liturgia tradicional. Ya no se trata de algunos islotes de nostálgicos que se pueden señalar con el dedo: este 30 % de fieles representa a centenas de millones de católicos que, en definitiva, no están contentos con la liturgia que se les ofrece.
Paix Liturgique: ¿Se trata de una novedad?
Christian Marquant: En realidad, ¡en absoluto! El bombardeo posconciliar ha ocultado la realidad y ha pretendido hacer creer que todos los católicos eran simpatizantes fervorosos de las novedades; ahora bien, eso era falso y siempre ha sido falso. Pero aquí, como en tantos ámbitos, las élites, es decir, las autoridades diocesanas, no han querido enterarse de nada y hoy la realidad salta a los ojos sin que la comprendan.
Paix Liturgique: Por ese motivo usted se alegra de esta encuesta romana entre los obispos de todo el mundo.
Christian Marquant: Al comienzo, mencioné a los obispos italianos hostiles al desarrollo de la liturgia tradicional. Tanto y tan bien se han dado cuenta del peligro que representaba esta encuesta, cuyos resultados analizan los encargados de la oficina de la Congregación para la Doctrina de la Fe responsable de la liturgia tradicional, que por su propia autoridad, modificaron el procedimiento previsto por Roma: la Conferencia Episcopal Italiana ordenó a sus obispos que en lugar de enviar sus respuestas a la Congregación para la Doctrina de la Fe, las mandaran a la CEI que se ocupará de analizarlas, sintetizarlas y enviarlas a la Santa Sede.
Sin pecar de ingenuo (sé que los opositores de la liturgia tradicional continuarán movilizándose al máximo en su contra), veo en esto la prueba de que la verdad molesta. Y esta verdad es el peso del mundo Summorum Pontificum, en tanto que representa el descontento de una proporción considerable de católicos de todos los países.
Paix Liturgique: ¿Cree usted que la situación los molesta?
Christian Marquant: Así lo creo y le doy una razón: hace pocos días, nuestro amigo Marco Sgroi, presidente de la Coordinación Summorum Pontificum de Italia, nos anunciaba que la cantidad de lugares donde se celebra la liturgia tradicional en Italia ha pasado, en el año 2019, es decir en un año, de 129 a 134, o sea, 5 nuevos lugares de culto, por lo tanto, un crecimiento del 4 % en 71 de las 222 diócesis latinas de Italia, y que los pedidos de celebración aumentan cada vez más en Italia (por lo menos 30 pedidos conocidos, en la mayoría de los casos, en diócesis donde actualmente no se celebra la liturgia tradicional), cuando en dicho país, como en muchos otros, se había reiterado con machacona insistencia que el «problema tradicional era un problema franco-francés»... Así se entiende que el episcopado italiano esté preocupado, como lo estuvo antes el episcopado francés.
Paix Liturgique: ¿De modo que usted es optimista?
Christian Marquant: Por naturaleza y por esperanza cristiana. En este caso, creo que no hay mal que por bien no venga, y que ya no se podrá negar el desarrollo de la liturgia tradicional. Siempre y cuando se sea honesto, ya que la mala fe no va a desaparecer como por encanto. Algunos seguirán afirmando contra toda evidencia que este movimiento y estos fieles no existen. En el correo 103 de Paix Liturgique, se informaba que el más virulento de los enemigos de la liturgia tradicional, el profesor Andrea Grillo, quien enseña en la Pontificia Universidad de San Anselmo, había lanzado una petición, el 1º de abril de 2020, solicitando que esta liturgia cesara de tener un estatus de excepción y que se la pusiera bajo la sujeción total de los obispos diocesanos y de la Congregación para el Culto Divino. En otras palabras, el objetivo de los enemigos de la misa tradicional es que se la someta a los obispos para luego aniquilarla.
Paix Liturgique: ¿Y piensa que esto no es posible?
Christian Marquant: No. En primer lugar, porque el amor a la liturgia tradicional es como consubstancial a la fe católica, en la medida en que es un amor a la más pura lex orandi de la Iglesia romana. La Iglesia romana y, por tanto, su fe litúrgica, tienen palabras de vida eterna. No Andrea Grillo.
Desde hace 50 años, ha habido muchas tentativas para ahogar esta liturgia y todo lo que se relaciona con ella, intentos que se revelaron infructuosos. Lo serían todavía más el día de mañana, a causa del riesgo de ver estallar una guerra litúrgica mucho más viva que la de los años 70, en un cuerpo eclesiástico actualmente muy debilitado... ¿Imagina usted mañana al Papa Francisco lanzando una cruzada –y horresco referens, una cruzada clerical– contra los amantes del silencio y de la piedad tradicional? Para mí es impensable y sobre todo, imposible.
Paix Liturgique: ¿Y entonces, qué resultará de esta encuesta?
Christian Marquant: No lo sé, pero espero que ayude a tomar consciencia de la amplitud del fenómeno tradicional. Ya que estoy convencido de que, dentro de cincuenta años, la mayoría de los sacerdotes católicos diocesanos y religiosos se habrán convertido al menos un poco en birrituales, y de que todos, fieles y sacerdotes, reconocerán en la liturgia tradicional un tesoro espiritual y teológico de la Iglesia romana.