Correo 120 publicado el 15 Mayo 2024

1000 días después de la publicación de Traditionis Custodes, ¿momento para hacer un primer balance?


A 1000 días de la publicación del motu proprio Traditionis Custodes, hemos pedido a Christian Marquant, coordinador del movimiento Paix liturgique, que nos presente un primer balance de esta sorprendente decisión.

Louis Renaudin – Ya 1000 días…

Christian Marquant – Así es, hoy, 11 de abril de 2024, se cumplen exactamente 1000 días de la promulgación del motu proprio Traditionis custodes del papa Francisco.

Louis Renaudin – ¿Cree que ha llegado el momento de presentar un primer balance de su aplicación?

Christian Marquant – Por supuesto, porque 1000 días de promulgación y confirmación no dejan de ser un lapso de tiempo más que suficiente y además, el Sumo Pontífice, anciano y enfermo, ciertamente ya no tendrá suficiente energía para insistir de nuevo con este tema, que considero uno de los actos más importantes pero también uno de los mayores errores de su pontificado.

Louis Renaudin – ¿Acaso ha retomado el tema?

Christian Marquant – ¡Sí, por supuesto! En varias ocasiones desde la promulgación del motu proprio Traditionis custodes del 16 de julio de 2021, sobre todo por medio del cardenal Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino con una primera Responsa (Respuesta) a supuestas Dubia (preguntas), el 4 de diciembre de 2021, luego en un encuentro del papa con los jesuitas en Eslovaquia, el 13 de septiembre de 2021, y por último, en algunos trechos de la Carta Apostólica Desiderio desideravi del 29 de junio de 2022.

Louis Renaudin – ¿Y cuál es su conclusión?

Christian Marquant – Algo importante a tener en cuenta: esta decisión no fue una simple intervención ingenua sobre el tema, sino una decisión pensada, un intento fuerte, y repetido al menos cuatro veces, de poner fin a la paz litúrgica instaurada por Benedicto XVI, quien para ello había publicado el 7 de julio de 2007 el motu proprio Summorum Pontificum: en este sentido, fue una decisión asumida de división.

Louis Renaudin – Pero ¿y por qué tomar esa decisión?

Christian Marquant – Para deshacerse de la liturgia antigua en el espacio público, el de las parroquias. Pero como he afirmado varias veces, esta decisión muy pensada fue también una decisión absurda.

Louis Renaudin – ¿Por qué?

Christian Marquant – Porque resulta inaplicable: se busca la división para nada. Recordemos que ya Pablo VI y su entorno, en el contexto de una Iglesia todopoderosa y aún triunfante, no lograron en 1969, ni tampoco después sus sucesores, erradicar el usus antiquior. Para ello, puede ser útil la lectura, por ejemplo del libro L’histoire de la messe interdite de Jean Madiran (La historia de la misa prohibida). ¿Cómo, entonces, cincuenta años más tarde, cuando lo que se ha dado en llamar «la misa tradicional» se ha extendido en más de 95 países, y millares de sacerdotes seguidos por millones de fieles –el número puede parecer enorme– en los cinco continentes, se pudo creer que era todavía posible hacerla desaparecer?

Louis Renaudin – ¿Pero esos números no son un poco exagerados?

Christian Marquant – Anteriormente he explicado estas cifras, que toman en cuenta el aura de esta misa, en mi balance sobre la liturgia tradicional en el mundo, que presenté en Roma en 2018 (ver los Correos 96, 97 y 99 en español). De hecho, menciono estas cifras, mucho mayores de lo que se podría creer, de manera bastante clara y objetiva y me consta que los números que presenté en 2018 han aumentado, sobre todo, a partir de la publicación de Traditionis custodes, que tuvo el efecto de una publicidad, si me perdona la expresión, ya que en todas partes se comenzó a compadecer a estos católicos perseguidos.

Louis Renaudin – Y entonces, ¿por qué ir a la guerra contra una dinámica en plena expansión?

Christian Marquant – Esta medida apunta a evitar el contagio de la misa tradicional en las diócesis, y esto hay que repetirlo, en las parroquias «normales». Es un último intento para frenar o por lo menos, reducir, el efecto de contagio que se difunde poco a poco incluso en las diócesis, entre los sacerdotes y religiosos, y aún más entre los seminaristas recién llegados. Por ello, Traditionis Custodes es ante todo y en especial, un texto dirigido en primer lugar contra el clero diocesano «tradicionalisante».

Louis Renaudin – ¿Venido del mismo Papa?

Christian Marquant – Visto el carácter fuerte del papa Francisco, no creo que se haya dejado manipular completamente para tomar esta decisión, aun cuando tanto laicos del estilo de Andrea Grillo, profesor en San Anselmo, como cierto tipo de prelados ideólogos y obispos que no sabían qué hacer frente al contagio universal del usus antiquior, lo hayan empujado a tomarla.

Louis Renaudin – ¿Prelados ideólogos? ¿Se trata de ideología, entonces?

Christian Marquant – Por supuesto, se trata ante todo de ideología. El principal argumento esgrimido, repetido incansablemente, es que la liturgia de Pablo VI es de ahora en más, la única lex orandi. Se trata de desarraigar la antigua lex orandi y –¿acaso el mismo cardenal Roche no lo ha confesado?– la doctrina que expresa.

Louis Renaudin – ¿Pero qué pensaron que pasaría?

Christian Marquant – Esperaban, ellos que habían destruido la obediencia a las reglas antiguas y a al tradición de la Iglesia, que los sacerdotes y fieles iban a obedecer como en el pasado. Un buen ejemplo de eso es el video donde el padre dominico Paul-Adrien (que tiene un canal de Youtube) dice, en síntesis: «Ahora, muchachos, van a obedecer y así es como son las cosas en la Iglesia». Desobedientes predicando la obediencia al fruto de su propia desobediencia a la fe de la Iglesia...

Louis Renaudin – O sea que los fieles y sacerdotes vinculados al usus antiquior debieron desobedecer?

Christian Marquant – «Desobedecer» entre comillas. En realidad, siguen obedeciendo al magisterio infalible. Y por lo tanto, no obedecen, no sin antes reflexionar y comprender lo que se les quiere imponer. De hecho, estoy convencido de que los instigadores de Traditionis Custodes tenían una idea en su cabeza, un plan secreto, pero muy sencillo: desplazar a todos los que querían la liturgia tradicional a un gueto, ya sea el de la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) o el de las comunidades exEcclesia Dei, que ejercen su ministerio en lugares «no parroquiales», preferentemente en la periferia de las ciudades, como desea, por ejemplo, el obispo de Quimper. Lo que pasa fuera de las parroquias no les interesa. Esto explica, por otra parte, los favores concedidos por el papa Francisco a la FSSPX y los gestos hacia la Fraternidad San Pedro.

Louis Renaudin – ¿Qué favores ha concedido el papa a la FSSPX?

Christian Marquant – Los «privilegios» que tienen los sacerdotes de la FSSPX –privilegios aparentes, dado que un canonista explicará que estas posibilidades ya existían en el derecho en el caso de sacerdotes sancionados con censuras– de absolver a quienes se confiesen con ellos o la aptitud para celebrar matrimonios concedida por el obispo del lugar. El privilegio consiste en que el papa anunció esas posibilidades y así hizo callar a los obispos recalcitrantes. Y también está la tolerancia frente a la ordenación de los sacerdotes y su expansión en el mundo, dado que todos estos nuevos sacerdotes gozan de dichos «privilegios». Y en última instancia, también podremos ver la tolerancia frente a la consagración de nuevos obispos, que probablemente serán considerados como los obispos chinos de la Iglesia patriótica –que la FSSPX me perdone esta comparación– consagración que se termina o se terminará por reconocer de manera oficial u oficiosa.

Louis Renaudin – ¿Y por qué estos privilegios?

Christian Marquant – Todo esto constituyen favores y no sólo migajas como parece creer Mons. Lebrun (ver el Correo francés 1020) que el papa otorgó a la Fraternidad San Pío X, que no son incoherentes y hacen parte del plan de conjunto.

Louis Renaudin – ¿No son incoherentes?

Christian Marquant – Incluso los adversarios de Francisco reconocen su inteligencia política: no concedió estos favores insignes a la FSSPX por incoherencia o ingenuidad.

Louis Renaudin – ¿Y entonces por qué razón?

Christian Marquant – En primera instancia, porque le gusta crear confusión, «hacer lío», mostrar a sus colaboradores que él y nadie más es el jefe. En segundo lugar, por una razón bien conocida por los militares y fuerzas de seguridad: siempre hay que dejar una vía de escape a los exaltados para evitar confrontaciones difíciles con resultados inciertos. En el caso presente, el desarrollo «legal a medias» de la FSSPX deja una puerta de escape «casi legal» a los ultras y al mismo tiempo, pone fin al contagio «tradicionalista» dentro de la Iglesia, las parroquias y las diócesis.

Louis Renaudin – Pero esta estratagema no ha funcionado...

Christian Marquant – Señalemos de paso que la FSSPX creyó en ella, a su modo, pensando que iba a recuperar a todos los que asisten a las misas tradicionales oficiales. La situación de «gueto oficial» no desagrada a la FSSPX. Pero la estratagema no funcionó por la simple y sencilla razón de que ya no estamos en 1950, ni siquiera en vísperas del Concilio, sino en el mundo «de después». La Iglesia, al menos en el mundo occidental, está moribunda. No tiene ya ni hombres, ni medios materiales, ni la dignidad que le había permitido durante los siglos de la época «de antes» imponer sus decisiones. Esa es la razón por la cual, sin abalanzarse a las capillas de la FSSPX, la inmensa mayoría de los fieles vinculados a la liturgia tradicional se han contentado con rehusarse a obedecer las directivas inicuas y han impulsado a sus sacerdotes a seguirlos, y siguen siendo católicos normales en sus parroquias y diócesis, que se niegan a ser arrojados al gueto.

Louis Renaudin – Ah sí, la tentación del gueto…

Christian Marquant – Los enemigos de la paz hacen todo lo posible para encerrarnos en él (para luego acusarnos de vivir así cuando es su odio el que a veces nos empuja a él) pero la tentación es la de algunos fieles tradicionalistas que consideran que sería mejor que nos «encerráramos en nuestros círculos».

Louis Renaudin – ¿Pero no sería mejor?

Christian Marquant – ¿Abandonando una inmensa parte del pueblo de Dios en las manos de una institución que se ha vuelto loca? ¡No! Somos católicos que, recordémoslo, fuimos echados de nuestras parroquias y de las obras católicas en los años 60 y 70 y, naturalmente, tenemos el derecho e incluso el deber de volver allí, puesto que ese es nuestro lugar.

Louis Renaudin – Por ello desea usted que la liturgia tradicional esté presente en todas las parroquias de Francia.

Christian Marquant – Porque la Iglesia está formada por parroquias y diócesis. Todos los fieles que lo desean, aun a veces sin ser conscientes de ello, tienen que poder acceder al tesoro del usus antiquior. Perdóneme si insisto, pero basta con analizar las encuestas que Paix liturgique hizo en más de 14 países y en más de 25 diócesis francesas que revelan que más de un tercio de los católicos practicantes o no practicantes desearían vivir su la católica según la liturgia tradicional.

Louis Renaudin – ¿Será por eso que el papa, en enero de 2022, publicó un decreto que, en muchos aspectos, parece dar marcha atrás con las decisiones más duras de Traditionis Custodes?

Christian Marquant – Sí, en el caso de los institutos tradicionales, no en el de las parroquias ordinarias. Y además, el papa Francisco, que tiene una gran inteligencia política, se dio cuenta de que la apreciación de las fuerzas en presencia no era conforme con la realidad, que lo habían engañado o que él había querido engañarse. Por lo tanto, dio una especie de marcha atrás sin grandes efectos para no quedar mal y caer parado como conviene a un papa liberal y abierto, padre de todos… Recuerde el famoso eslogan «TODOS, TODOS, TODOS».

Louis Renaudin – ¿Una apreciación equivocada de la realidad?

Christian Marquant – Varias veces he aludido a este hecho (correos 103 y 105 en español), analizando con gran detalle los resultados de la encuesta efectuada por la Santa Sede en 2020 sobre la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum en la Iglesia latina del mundo entero: una encuesta cuya síntesis oficial presentaba una imagen del mundo tradicional totalmente alejada de la realidad, a propósito por supuesto, pero demasiado alejada, sin embargo, para que la desinformación funcionara. Recuerde el descontento expresado después de Traditionis Custodes en órganos como el periódico Le Figaro o la revista Famille chrétienne: los simpatizantes de la misa tradicional, o al menos quienes quieren que se deje en paz a quienes asisten a ella, son mucho más numerosos de lo que pensaban algunas mentes mezquinas de la Congregación para el Culto Divino y la Conferencia Episcopal Francesa.

Louis Renaudin – ¿Por lo tanto, hubo engaños en el entorno del papa?

Christian Marquant – Suponiendo que el papa haya querido creerlos. Y no solo en el entorno del papa. Varias veces mencioné la síntesis ridícula y engañosa publicada supuestamente por los obispos de Francia, entregada a Roma y que presentaba a los fieles y las comunidades vinculadas a la liturgia tradicional en Francia de una manera caricaturesca y falsa. Pero gracias a Dios, esto tuvo el mismo efecto que el burlador burlado (Correo francés 780).

Louis Renaudin – ¿En qué sentido?

Christian Marquant – Cuando se minimizan las fuerzas del adversario, es decir, si aun conociendo su número, por todo tipo de razones se afirma que este adversario es débil y casi inexistente, nada se arriesga mientras no se lo ataca. Pero si se intenta derrotarlo y uno se ha engañado o ha sido engañado o ha querido ser engañado respecto de su importancia, entonces se encuentra en una situación embarazosa. Por ello, el papa engañado más o menos voluntariamente acerca de la realidad de aquéllos a quienes quería apartar, se encontró en un impasse. En ese contexto, conceder un decreto de pacificación para las Comunidades Ecclesia Dei era una manera de salir del avispero, pero sin desviarse del objetivo: eliminar el contagio de las parroquias.

Louis Renaudin – ¿Un modo de escapar del avispero?

Christian Marquant – Sí, porque así dejaba entender que no había ido a la guerra contra un componente eclesial convertido en inatacable debido al apoyo que tiene por parte de una porción significativa de los fieles del mundo entero.

Louis Renaudin – Pero el papa podía hablar y explicar las razones de su deseo de ver desaparecer el usus antiquior.

Christian Marquant – Solo con polémicas y debates públicos peligrosos para los apparatchiks que hoy ya no tienen los medios ni pueden imponerse salvo con una llamada al orden, pero nunca por la verdad católica ni el bien de las almas. Agreguemos a esto que al papa no le interesa en absoluto la liturgia, sólo le importa el aspecto ideológico del asunto.

Louis Renaudin – ¿Acaso usted cree que la corriente conciliar que combate el usus antiquior no era católica?

Christian Marquant – Podría ser, sí. Junto con muchos ingenuos que creyeron en los cantos de sirena del neo modernismo, hay todavía verdaderos enemigos de la fe católica. Ahora bien, en los debates públicos, estos enemigos de la Iglesia aparecen tal como son, a la vista de todos, cosa que no quieren...

Louis Renaudin – Considera entonces que estos modernistas no dijeron con claridad lo que pensaban.

Christian Marquant – Todos los interesados en la historia del desarrollo del Concilio Vaticano II constatarán que la mayoría de las decisiones fueron tomadas «bajo cuerda» por una especie de Concilio paralelo que, al modo de los modernistas, no decía prácticamente lo que se escondía bajo esas hermosas decisiones.

Louis Renaudin – Es así cómo se introdujeron el caos y la negación de la fe católica.

Christian Marquant – Exactamente, aun cuando los católicos franceses, por ejemplo, no se dejaron engañar mucho tiempo –pueden consultar nuestros correos en francés 697, 698, 699 y 701 que presentan los resultados del sondeo realizado por Le Progrès de Lyon en 1976, que ilustra a todas las personas de buena fe sobre los engaños que hicieron creer en una adhesión casi unánime del pueblo de Dios a las desviaciones, cuyas consecuencias naturales son los desarrollos que hoy presenciamos.

Louis Renaudin – ¿Considera que el partido modernista ha perdido?

Christian Marquant – Sí, pero los católicos no han ganado. Quiero decir que la camarilla neomodernista y anticatólica ha perdido, pero todavía detenta una gran parte del poder. Por eso creo que los católicos fieles a la fe de sus padres no han ganado todavía del todo.

Louis Renaudin – ¿Qué hacer entonces?

Christian Marquant – No hay que ceder nada de la fe católica, sobrevivir, preservar la liturgia, el catecismo, rezar, esperar.

Louis Renaudin – ¿Esperar?

Christian Marquant – Esperar, listos para ayudar a los obispos que quieren y quieran revertir la tendencia. Al menos en Occidente, la desaparición de la Iglesia en su estado conciliar es segura. Invito a nuestros lectores a consultar el estado del episcopado europeo que publicamos desde hace varias semanas, analizando las figuras del episcopado suizo, belga, alemán y austríaco.

Louis Renaudin – En Occidente puede ser, pero ¿en el resto del mundo?

Christian Marquant – Habría que ver continente por continente, región por región. Pero las reacciones a Fiducia supplicans han evidenciado que sólo el catolicismo de los países occidentalizados se arrodilla ante la ideología LGBT. Lo que viene del «modelo» occidental no es ya una receta que sigue automáticamente el resto del mundo, incluso en el ámbito religioso.

Louis Renaudin – ¿Y qué salida hay de este drama?

Christian Marquant – En lo inmediato, esperar el fin de un pontificado patético. El papa enfermo, con 87 años, no puede ser un papa del futuro ni menos aún, de una victoria.

Louis Renaudin – Es decir, que esta crisis podría estabilizarse en el marco de un nuevo pontificado.

Christian Marquant – Tal vez sea mucho pedir, o demasiado rápido. El actual pontificado ha sido un pontificado de división, o más bien, un pontificado donde se ha manifestado la división profunda que desgarra el catolicismo desde hace 50 años. El próximo papa será elegido, seguramente, entre quienes puedan pacificar el clima eclesial. Ese papa ¿permitirá a todas las corrientes verdaderamente católicas sobrevivir y desarrollarse? Necesariamente, si somos capaces de hacer valer nuestros derechos. En segundo lugar, la unidad regresará mediante una vuelta a los fundamentos de la Iglesia, o sea, su magisterio, su palabra de verdad y su oración litúrgica, libre de todo error, en torno al sacrificio de la misa y la Eucaristía, que es la presencia real y permanente de Cristo entre nosotros desde hace siglos y hasta el fin de los tiempos.